por humana | Dic 10, 2020 | Epilepsia
Crisis Parciales Simples
- En ocasiones previa a una crisis convulsiva se pueden presentar sensaciones, alucinaciones, alteraciones de la percepción en espacio, tiempo, olores y/o sabores, a estos se le conoce también como AURA.
Estas sensaciones anuncian la presencia de una crisis convulsiva.
Crisis focales o parciales simples
- Pueden presentarse con sensaciones subjetivas extrañas o difíciles de describir, o con fenómenos auditivos, visuales, sensación de hormigueo, entre otras. Estos síntomas pueden aparecer en forma aislada y auto limitada, o dar paso a pérdida de la conciencia con movimientos automáticos de boca, manos u otra parte del cuerpo.
En otras oportunidades las crisis pueden presentarse con sacudidas de una extremidad o de la mitad de la cara, sin pérdida de la conciencia.
Crisis parciales complejas
- Con deterioro de conciencia, a veces puede comenzar con sintomatología simple.
- AUSENCIAS ATIPICAS: Deterioro de la conciencia asociado a cambios en el tono, más pronunciados el cual no es repentino. Algunas veces asociado con contracciones musculares.
Crisis Generalizadas o Secundariamente Generalizadas
- CRISIS DE AUSENCIA son también un tipo de crisis generalizada, son más frecuentes en niños y adolescentes y se manifiestan con pérdida del contacto con el medio, sin caída al suelo, de pocos segundos de duración y rápida recuperación.
- AUSENCIAS QUE PROGRESAN A CRISIS TONICO CLONICO GENERALIZADAS:
- CRISIS MIOCLONICAS: Sacudida súbita parcial o generalizada del cuerpo, seguida de pérdida del estado de conciencia, pueden ser secundariamente generalizadas
- CRISIS TÓNICAS: perdida del estado de conciencia, contracción muscular parcial o generalizada, híper extensión de una o varias extremidades.
- CRISIS ATÓNICAS: Perdida del tono muscular de inicio parcial o generalizado con alteración del estado de conciencia y relajación de esfínteres.
- CRISIS GENERALIZADA: La más frecuente, pero no la única de estas, es la crisis tónico clónica generalizada, en la cual hay pérdida brusca de la conciencia, caída al suelo, contracciones musculares seguidas de sacudidas rítmicas. Este tipo de crisis es el que más frecuentemente se identifica como epilepsia, otros tipos de crisis muchas veces pasan desapercibidos o son confundidos con trastornos de otro tipo.
- CRISIS PARCIALES SECUNDARIAMENTE GENERALIZADAS: Una crisis también puede iniciar siendo parcial, progresar a parcial compleja y luego a generalización en forma secundaria.
Se hace referencia al término “Las Epilepsias”, debido a que no existe una enfermedad única que se llame epilepsia, sino, que existe un grupo de patologías que pueden manifestarse con crisis epilépticas, algunas de ellas con causas adquiridas como los tumores cerebrales, lesiones infecciones etc. Otras pueden estar desde el momento de nacer como las malformaciones cerebrales, vasculares y otras son de origen desconocido, es decir sin lesión estructural cerebral aparente u otros signos o síntomas neurológicos. Se presume que es de origen genético y es usualmente edad dependiente.
La presencia de un solo evento convulsivo no hace diagnóstico de epilepsia, según la definición propuesta por la ILAE, es necesario tener al menos dos crisis epilépticas para considerar el diagnóstico de epilepsia, asimismo hay condiciones que se acompañan de crisis epilépticas, como las crisis febriles, las crisis inmediatas luego de una traumatismo cráneo encefálico y otras en las cuales no se considera el diagnóstico de epilepsia.
por humana | Dic 10, 2020 | Epilepsia
En el vasto espectro de las enfermedades neurológicas, la epilepsia se destaca no solo por su impacto físico, sino también por las implicaciones profundas que tiene en la vida de quienes la padecen. Es más que una simple afección; es un síntoma de la desorganización neuronal en el cerebro que desencadena descargas eléctricas anormales, dando lugar a lo que conocemos como crisis convulsivas o crisis epilépticas.
Definiendo la Epilepsia: Más Allá de las Convulsiones
La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica a la epilepsia como un problema de salud pública, y no es para menos, ya que no solo afecta al individuo que la padece, sino también a su entorno familiar y social. En Guatemala, aproximadamente 325,000 personas viven con epilepsia, lo que subraya la importancia de comprender esta condición en profundidad.
La epilepsia no distingue género, edad o condición social. Puede manifestarse en cualquier momento de la vida y afectar a cualquier persona, lo que la convierte en una preocupación global en términos de salud pública. Sin embargo, su impacto va más allá de las cifras; es en la experiencia personal de quienes la sufren donde se evidencia su complejidad y desafíos.
Las Crisis Epilépticas: Manifestaciones de una Desorganización Neurológica
El síntoma más reconocible de la epilepsia son las crisis convulsivas, pero es importante comprender que estas son solo una parte del panorama completo. Las crisis, que pueden manifestarse de diversas formas, son el resultado de la descarga anormal y excesiva de neuronas en el cerebro, lo que conduce a una amplia gama de síntomas que pueden afectar tanto aspectos motores como sensoriales, psíquicos y autonómicos.
Las crisis motoras, por ejemplo, se caracterizan por movimientos involuntarios, mientras que las sensoriales pueden involucrar sensaciones extrañas o percepciones anómalas. Por otro lado, las crisis psíquicas pueden manifestarse como alteraciones en el estado de conciencia o comportamientos inusuales. La variedad de síntomas refleja la complejidad de la epilepsia y la diversidad de áreas cerebrales que pueden estar involucradas en su manifestación.
Abordando la Epilepsia: Enfoques Multidisciplinarios para un Mejor Manejo
El tratamiento de la epilepsia va más allá de simplemente controlar las crisis convulsivas. Requiere un enfoque integral que aborde tanto los aspectos médicos como los psicosociales del paciente. Esto incluye el uso de medicamentos antiepilépticos para controlar las crisis, pero también la atención psicológica y el apoyo emocional para ayudar al paciente a enfrentar los desafíos asociados con la enfermedad.
Además, es fundamental fomentar la educación y la conciencia pública sobre la epilepsia para reducir el estigma y promover la inclusión de quienes la padecen en la sociedad. Esto implica trabajar en conjunto con profesionales de la salud, organizaciones gubernamentales y la comunidad en general para garantizar un entorno comprensivo y solidario para las personas con epilepsia.
Conclusiones: Hacia una Mayor Comprensión y Empatía
En conclusión, la epilepsia es mucho más que una enfermedad; es un síntoma complejo que afecta a millones de personas en todo el mundo. Para abordar eficazmente esta condición, es crucial adoptar un enfoque holístico que reconozca la diversidad de sus manifestaciones y las complejidades de su impacto en la vida de quienes la padecen.
Al comprender mejor la epilepsia y trabajar juntos para superar los desafíos asociados, podemos avanzar hacia una sociedad más inclusiva y empática, donde las personas con epilepsia puedan vivir plenamente y sin miedo al estigma o la discriminación.
En el vasto espectro de las enfermedades neurológicas, la epilepsia se destaca no solo por su impacto físico, sino también por las implicaciones profundas que tiene en la vida de quienes la padecen. Es más que una simple afección; es un síntoma de la desorganización neuronal en el cerebro que desencadena descargas eléctricas anormales, dando lugar a lo que conocemos como crisis convulsivas o crisis epilépticas.
Definiendo la Epilepsia: Más Allá de las Convulsiones
La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica a la epilepsia como un problema de salud pública, y no es para menos, ya que no solo afecta al individuo que la padece, sino también a su entorno familiar y social. En Guatemala, aproximadamente 325,000 personas viven con epilepsia, lo que subraya la importancia de comprender esta condición en profundidad.
La epilepsia no distingue género, edad o condición social. Puede manifestarse en cualquier momento de la vida y afectar a cualquier persona, lo que la convierte en una preocupación global en términos de salud pública. Sin embargo, su impacto va más allá de las cifras; es en la experiencia personal de quienes la sufren donde se evidencia su complejidad y desafíos.
Las Crisis Epilépticas: Manifestaciones de una Desorganización Neurológica
El síntoma más reconocible de la epilepsia son las crisis convulsivas, pero es importante comprender que estas son solo una parte del panorama completo. Las crisis, que pueden manifestarse de diversas formas, son el resultado de la descarga anormal y excesiva de neuronas en el cerebro, lo que conduce a una amplia gama de síntomas que pueden afectar tanto aspectos motores como sensoriales, psíquicos y autonómicos.
Las crisis motoras, por ejemplo, se caracterizan por movimientos involuntarios, mientras que las sensoriales pueden involucrar sensaciones extrañas o percepciones anómalas. Por otro lado, las crisis psíquicas pueden manifestarse como alteraciones en el estado de conciencia o comportamientos inusuales. La variedad de síntomas refleja la complejidad de la epilepsia y la diversidad de áreas cerebrales que pueden estar involucradas en su manifestación.
Abordando la Epilepsia: Enfoques Multidisciplinarios para un Mejor Manejo
El tratamiento de la epilepsia va más allá de simplemente controlar las crisis convulsivas. Requiere un enfoque integral que aborde tanto los aspectos médicos como los psicosociales del paciente. Esto incluye el uso de medicamentos antiepilépticos para controlar las crisis, pero también la atención psicológica y el apoyo emocional para ayudar al paciente a enfrentar los desafíos asociados con la enfermedad.
Además, es fundamental fomentar la educación y la conciencia pública sobre la epilepsia para reducir el estigma y promover la inclusión de quienes la padecen en la sociedad. Esto implica trabajar en conjunto con profesionales de la salud, organizaciones gubernamentales y la comunidad en general para garantizar un entorno comprensivo y solidario para las personas con epilepsia.
Conclusiones: Hacia una Mayor Comprensión y Empatía
En conclusión, la epilepsia es mucho más que una enfermedad; es un síntoma complejo que afecta a millones de personas en todo el mundo. Para abordar eficazmente esta condición, es crucial adoptar un enfoque holístico que reconozca la diversidad de sus manifestaciones y las complejidades de su impacto en la vida de quienes la padecen.
Al comprender mejor la epilepsia y trabajar juntos para superar los desafíos asociados, podemos avanzar hacia una sociedad más inclusiva y empática, donde las personas con epilepsia puedan vivir plenamente y sin miedo al estigma o la discriminación.
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por humana | Jul 1, 2018 | Epilepsia
La epilepsia puede interferir en la vida cotidiana, sobre todo cuando las convulsiones siguen ocurriendo. En ocasiones, las convulsiones hacen difícil trabajar, ir a la escuela, conducir y participar en actividades sociales. Cuando las convulsiones no se controlan, aumenta el riesgo de que ocurra lo siguiente:
- Lesiones.
- Depresión.
- Ansiedad.
- En algunos casos, muerte.
A veces incluso el tratamiento contra la epilepsia puede causar problemas como sensación de cansancio.
El autocontrol es lo que usted hace para cuidarse a sí mismo. Usted puede aprender a controlar su epilepsia y llevar una vida plena y activa.
- Tómese los medicamentos como fueron recetados.
- Hable con su proveedor de atención médica cuando tenga preguntas.
- Reconozca los desencadenantes de las convulsiones (como el estrés).
- Lleve un registro de sus convulsiones.
- Duerma lo suficiente.
- Haga ejercicio de manera segura.
- Disminuya el estrés.
- Manténgase en contacto con familiares y amigos que puedan ayudarlo.