La Cirugía de Epilepsia es una alternativa para pacientes que continúan convulsionando aun tomando medicamento y dosis correcta o tiene alguna condición especial.
El Objetivo de esta cirugía es retirar del cerebro el tejido enfermo o causa que origina las Crisis Convulsivas.
Hay Cirugías para aliviar o disminuir las convulsiones y otras potencialmente curativas.
Las personas con Epilepsias del Lóbulo Temporal pueden tener hasta un 85% de posibilidades de no volver a convulsionar dependiendo el diagnóstico y si están en el momento ideal para operarse.
Son candidatos a cirugía aquellos pacientes que: han ingresado a un protocolo con estudios especiales y es evaluado por un comité multidisciplinario integrado por Neurólogos, Neuroepileptologos, Neurocirujanos, Neuropsicólogos, Médicos Fisiólogos, Psiquiatras y Trabajo Social, al conocer la causa que origina las Crisis Convulsivas, el Neurocirujano evaluara el procedimiento quirúrgico, evaluara el procedimiento quirúrgico a realizar y los beneficios de la misma.
Ser candidato a cirugía de epilepsia es tener la posibilidad de mejorar la calidad de vida de quien la padece, así como la de su entorno familiar, ya que puede disminuir y hasta eliminar la presencia de crisis convulsivas de acuerdo al diagnóstico y tiempo de evolución de cada padecimiento.
El Parkinson es un trastorno que se presenta por la falta de un neurotransmisor en el cerebro llamado Dopamina.
𝗟𝗮 𝗳𝗮𝗹𝘁𝗮 𝗱𝗲 𝗗𝗼𝗽𝗮𝗺𝗶𝗻𝗮, 𝗽𝘂𝗲𝗱𝗲 𝗼𝗿𝗶𝗴𝗶𝗻𝗮𝗿 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗮𝗰𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗺𝘂𝘀𝗰𝘂𝗹𝗮𝗿𝗲𝘀 𝘀𝗼𝘀𝘁𝗲𝗻𝗶𝗱𝗮𝘀 lo que provoca rigidez, lentitud y 𝘁𝗲𝗺𝗯𝗹𝗼𝗿𝗲𝘀 𝗶𝗻𝘃𝗼𝗹𝘂𝗻𝘁𝗮𝗿𝗶𝗼𝘀 que se presentan de manera regular y en muchas ocasiones de manera dolorosa, 𝗮𝘀í 𝗰𝗼𝗺𝗼 𝘁𝗿𝗮𝘀𝘁𝗼𝗿𝗻𝗼𝘀 𝗽𝘀𝗶𝗰𝗼𝗹ó𝗴𝗶𝗰𝗼𝘀 𝗮𝘀𝗼𝗰𝗶𝗮𝗱𝗼𝘀.
Al inicio del tratamiento, los síntomas mejoran, pero 𝗰𝗼𝗻 𝗲𝗹 𝘁𝗶𝗲𝗺𝗽𝗼, 𝗹𝗮𝘀 𝗻𝗲𝘂𝗿𝗼𝗻𝗮𝘀 𝗱𝗼𝗽𝗮𝗺𝗶𝗻é𝗿𝗴𝗶𝗰𝗮𝘀 𝗻𝗼 𝗹𝗼𝗴𝗿𝗮𝗻 𝗽𝗿𝗼𝗰𝗲𝘀𝗮𝗿 𝗻𝗶 𝗮𝗹𝗺𝗮𝗰𝗲𝗻𝗮𝗿 𝗰𝗼𝗿𝗿𝗲𝗰𝘁𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗻𝗶𝘃𝗲𝗹𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗱𝗼𝗽𝗮𝗺𝗶𝗻𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗽𝗿𝗼𝘃𝗶𝗲𝗻𝗲 𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗺𝗲𝗱𝗶𝗰𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗼𝘀, originando que los síntomas motores y psicológicos regresen, 𝗮 𝗲𝘀𝘁𝗼 𝘀𝗲 𝗹𝗲 𝗰𝗼𝗻𝗼𝗰𝗲 𝗰𝗼𝗺𝗼 𝗲𝗳𝗲𝗰𝘁𝗼 𝗢𝗡 𝗬 𝗢𝗙, 𝘁𝗮𝗺𝗯𝗶é𝗻 𝗹𝗹𝗮𝗺𝗮𝗱𝗼 𝗙𝗟𝗨𝗖𝗧𝗨𝗔𝗖𝗜𝗢𝗡𝗘𝗦 𝗠𝗢𝗧𝗢𝗥𝗔𝗦.
Entonces, por favor, ¡¡no creas que no quiere apoyar en casa!!
𝗘𝗹 𝗽𝗲𝗿𝗶𝗼𝗱𝗼 𝗢𝗡 es el tiempo en el que el medicamento logran su función y los síntomas motores (Temblor o rigidez) están bajo control.
𝗘𝗹 𝗽𝗲𝗿𝗶𝗼𝗱𝗼 𝗢𝗙𝗙 es el tiempo donde el medicamento tiene menor o nulo efecto en él paciente y los síntomas motores vuelven aparecer.
HUMANA es Centro quirúrgico de especialidad neurológica, que cuenta con tecnología de ultima generación y médicos altamente capacitados para tu atención.
La Epilepsia, el Parkinson, los Tumores Cerebrales y los Movimientos Anormales, tienen algo en común, NECECITAN CIRUGIA DE PRECISION.
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En ocasiones previa a una crisis convulsiva se pueden presentar sensaciones, alucinaciones, alteraciones de la percepción en espacio, tiempo, olores y/o sabores, a estos se le conoce también como AURA.
Estas sensaciones anuncian la presencia de una crisis convulsiva.
Crisis focales o parciales simples
Pueden presentarse con sensaciones subjetivas extrañas o difíciles de describir, o con fenómenos auditivos, visuales, sensación de hormigueo, entre otras. Estos síntomas pueden aparecer en forma aislada y auto limitada, o dar paso a pérdida de la conciencia con movimientos automáticos de boca, manos u otra parte del cuerpo.
En otras oportunidades las crisis pueden presentarse con sacudidas de una extremidad o de la mitad de la cara, sin pérdida de la conciencia.
Crisis parciales complejas
Con deterioro de conciencia, a veces puede comenzar con sintomatología simple.
AUSENCIAS ATIPICAS: Deterioro de la conciencia asociado a cambios en el tono, más pronunciados el cual no es repentino. Algunas veces asociado con contracciones musculares.
Crisis Generalizadas o Secundariamente Generalizadas
CRISIS DE AUSENCIA son también un tipo de crisis generalizada, son más frecuentes en niños y adolescentes y se manifiestan con pérdida del contacto con el medio, sin caída al suelo, de pocos segundos de duración y rápida recuperación.
AUSENCIAS QUE PROGRESAN A CRISIS TONICO CLONICO GENERALIZADAS:
CRISIS MIOCLONICAS: Sacudida súbita parcial o generalizada del cuerpo, seguida de pérdida del estado de conciencia, pueden ser secundariamente generalizadas
CRISIS TÓNICAS: perdida del estado de conciencia, contracción muscular parcial o generalizada, híper extensión de una o varias extremidades.
CRISIS ATÓNICAS: Perdida del tono muscular de inicio parcial o generalizado con alteración del estado de conciencia y relajación de esfínteres.
CRISIS GENERALIZADA: La más frecuente, pero no la única de estas, es la crisis tónico clónica generalizada, en la cual hay pérdida brusca de la conciencia, caída al suelo, contracciones musculares seguidas de sacudidas rítmicas. Este tipo de crisis es el que más frecuentemente se identifica como epilepsia, otros tipos de crisis muchas veces pasan desapercibidos o son confundidos con trastornos de otro tipo.
CRISIS PARCIALES SECUNDARIAMENTE GENERALIZADAS: Una crisis también puede iniciar siendo parcial, progresar a parcial compleja y luego a generalización en forma secundaria.
Se hace referencia al término “Las Epilepsias”, debido a que no existe una enfermedad única que se llame epilepsia, sino, que existe un grupo de patologías que pueden manifestarse con crisis epilépticas, algunas de ellas con causas adquiridas como los tumores cerebrales, lesiones infecciones etc. Otras pueden estar desde el momento de nacer como las malformaciones cerebrales, vasculares y otras son de origen desconocido, es decir sin lesión estructural cerebral aparente u otros signos o síntomas neurológicos. Se presume que es de origen genético y es usualmente edad dependiente.
La presencia de un solo evento convulsivo no hace diagnóstico de epilepsia, según la definición propuesta por la ILAE, es necesario tener al menos dos crisis epilépticas para considerar el diagnóstico de epilepsia, asimismo hay condiciones que se acompañan de crisis epilépticas, como las crisis febriles, las crisis inmediatas luego de una traumatismo cráneo encefálico y otras en las cuales no se considera el diagnóstico de epilepsia.
En el vasto espectro de las enfermedades neurológicas, la epilepsia se destaca no solo por su impacto físico, sino también por las implicaciones profundas que tiene en la vida de quienes la padecen. Es más que una simple afección; es un síntoma de la desorganización neuronal en el cerebro que desencadena descargas eléctricas anormales, dando lugar a lo que conocemos como crisis convulsivas o crisis epilépticas.
Definiendo la Epilepsia: Más Allá de las Convulsiones
La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica a la epilepsia como un problema de salud pública, y no es para menos, ya que no solo afecta al individuo que la padece, sino también a su entorno familiar y social. En Guatemala, aproximadamente 325,000 personas viven con epilepsia, lo que subraya la importancia de comprender esta condición en profundidad.
La epilepsia no distingue género, edad o condición social. Puede manifestarse en cualquier momento de la vida y afectar a cualquier persona, lo que la convierte en una preocupación global en términos de salud pública. Sin embargo, su impacto va más allá de las cifras; es en la experiencia personal de quienes la sufren donde se evidencia su complejidad y desafíos.
Las Crisis Epilépticas: Manifestaciones de una Desorganización Neurológica
El síntoma más reconocible de la epilepsia son las crisis convulsivas, pero es importante comprender que estas son solo una parte del panorama completo. Las crisis, que pueden manifestarse de diversas formas, son el resultado de la descarga anormal y excesiva de neuronas en el cerebro, lo que conduce a una amplia gama de síntomas que pueden afectar tanto aspectos motores como sensoriales, psíquicos y autonómicos.
Las crisis motoras, por ejemplo, se caracterizan por movimientos involuntarios, mientras que las sensoriales pueden involucrar sensaciones extrañas o percepciones anómalas. Por otro lado, las crisis psíquicas pueden manifestarse como alteraciones en el estado de conciencia o comportamientos inusuales. La variedad de síntomas refleja la complejidad de la epilepsia y la diversidad de áreas cerebrales que pueden estar involucradas en su manifestación.
Abordando la Epilepsia: Enfoques Multidisciplinarios para un Mejor Manejo
El tratamiento de la epilepsia va más allá de simplemente controlar las crisis convulsivas. Requiere un enfoque integral que aborde tanto los aspectos médicos como los psicosociales del paciente. Esto incluye el uso de medicamentos antiepilépticos para controlar las crisis, pero también la atención psicológica y el apoyo emocional para ayudar al paciente a enfrentar los desafíos asociados con la enfermedad.
Además, es fundamental fomentar la educación y la conciencia pública sobre la epilepsia para reducir el estigma y promover la inclusión de quienes la padecen en la sociedad. Esto implica trabajar en conjunto con profesionales de la salud, organizaciones gubernamentales y la comunidad en general para garantizar un entorno comprensivo y solidario para las personas con epilepsia.
Conclusiones: Hacia una Mayor Comprensión y Empatía
En conclusión, la epilepsia es mucho más que una enfermedad; es un síntoma complejo que afecta a millones de personas en todo el mundo. Para abordar eficazmente esta condición, es crucial adoptar un enfoque holístico que reconozca la diversidad de sus manifestaciones y las complejidades de su impacto en la vida de quienes la padecen.
Al comprender mejor la epilepsia y trabajar juntos para superar los desafíos asociados, podemos avanzar hacia una sociedad más inclusiva y empática, donde las personas con epilepsia puedan vivir plenamente y sin miedo al estigma o la discriminación.
En el vasto espectro de las enfermedades neurológicas, la epilepsia se destaca no solo por su impacto físico, sino también por las implicaciones profundas que tiene en la vida de quienes la padecen. Es más que una simple afección; es un síntoma de la desorganización neuronal en el cerebro que desencadena descargas eléctricas anormales, dando lugar a lo que conocemos como crisis convulsivas o crisis epilépticas.
Definiendo la Epilepsia: Más Allá de las Convulsiones
La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica a la epilepsia como un problema de salud pública, y no es para menos, ya que no solo afecta al individuo que la padece, sino también a su entorno familiar y social. En Guatemala, aproximadamente 325,000 personas viven con epilepsia, lo que subraya la importancia de comprender esta condición en profundidad.
La epilepsia no distingue género, edad o condición social. Puede manifestarse en cualquier momento de la vida y afectar a cualquier persona, lo que la convierte en una preocupación global en términos de salud pública. Sin embargo, su impacto va más allá de las cifras; es en la experiencia personal de quienes la sufren donde se evidencia su complejidad y desafíos.
Las Crisis Epilépticas: Manifestaciones de una Desorganización Neurológica
El síntoma más reconocible de la epilepsia son las crisis convulsivas, pero es importante comprender que estas son solo una parte del panorama completo. Las crisis, que pueden manifestarse de diversas formas, son el resultado de la descarga anormal y excesiva de neuronas en el cerebro, lo que conduce a una amplia gama de síntomas que pueden afectar tanto aspectos motores como sensoriales, psíquicos y autonómicos.
Las crisis motoras, por ejemplo, se caracterizan por movimientos involuntarios, mientras que las sensoriales pueden involucrar sensaciones extrañas o percepciones anómalas. Por otro lado, las crisis psíquicas pueden manifestarse como alteraciones en el estado de conciencia o comportamientos inusuales. La variedad de síntomas refleja la complejidad de la epilepsia y la diversidad de áreas cerebrales que pueden estar involucradas en su manifestación.
Abordando la Epilepsia: Enfoques Multidisciplinarios para un Mejor Manejo
El tratamiento de la epilepsia va más allá de simplemente controlar las crisis convulsivas. Requiere un enfoque integral que aborde tanto los aspectos médicos como los psicosociales del paciente. Esto incluye el uso de medicamentos antiepilépticos para controlar las crisis, pero también la atención psicológica y el apoyo emocional para ayudar al paciente a enfrentar los desafíos asociados con la enfermedad.
Además, es fundamental fomentar la educación y la conciencia pública sobre la epilepsia para reducir el estigma y promover la inclusión de quienes la padecen en la sociedad. Esto implica trabajar en conjunto con profesionales de la salud, organizaciones gubernamentales y la comunidad en general para garantizar un entorno comprensivo y solidario para las personas con epilepsia.
Conclusiones: Hacia una Mayor Comprensión y Empatía
En conclusión, la epilepsia es mucho más que una enfermedad; es un síntoma complejo que afecta a millones de personas en todo el mundo. Para abordar eficazmente esta condición, es crucial adoptar un enfoque holístico que reconozca la diversidad de sus manifestaciones y las complejidades de su impacto en la vida de quienes la padecen.
Al comprender mejor la epilepsia y trabajar juntos para superar los desafíos asociados, podemos avanzar hacia una sociedad más inclusiva y empática, donde las personas con epilepsia puedan vivir plenamente y sin miedo al estigma o la discriminación.
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